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Anabel Martínez. |
Ambas comenzaron a moverse y a contactar con diferentes entidades gaditanas, entre las que se encontraba SoloSurf, y después de un primer encuentro con su director técnico, Jesús Borrego, donde conocieron de primera mano el trabajo de la asociación, quedaron realmente prendadas, como apunta la joven fotógrafa chiclanera: "Cuando terminamos la reunión, Inma y yo nos miramos y supimos que esto era mucho más grande de lo que teníamos en mente; nos gustó tanto la forma de trabajar de SoloSurf que ya no queríamos centrarnos exclusivamente en los voluntarios, sino que queríamos mostrar a todo el mundo el trabajo de esta organización".

Antes, precisa Anabel Martínez, ambas fotógrafas habían realizado otro tipo de trabajos fotográficos, "y, sinceramente, íbamos con algo de miedo por lo que pudiéramos encontrar; pero esos miedos se esfumaron en la primera clase con los técnicos de la asociación, y comprendimos que no solo se trataba de hacer fotos a unos niños, sino de plasmar el maravilloso trabajo que se lleva a cabo en SoloSurf".
A través de esta experiencia, añade Martínez, han podido conocer en vivo y en directo la evolución de los pequeños gracias a las terapias acuáticas diseñadas por la asociación: "Hemos visto a menores desde su primera clase y donde se nos pedía que no habláramos, sino que simplemente observáramos; y esos niños que nunca antes se habían subido a una tabla de surf, dos años después, han logrado hacerlo en la playa y esbozando una sonrisa de oreja a oreja".
Además, Anabel subraya el buen sabor de boca que esta experiencia les ha dejado: "En estos momentos lo que sentimos es una verdadera admiración hacia SoloSurf", no solo por la actividad que desarrollan en sí sino también "porque nos han abierto las puertas y han permitido que capturáramos cada trabajo", con la satisfacción de haber "aprendido y disfrutado" en este tiempo.
Inma Moreno, por su parte, después de colaborar en 2016 con Anabel y otros fotógrafos a través de la Fundación Tres Culturas de Sevilla y en 2018 en la exposición Una mirada a África, comprendió que lo que más le emocionaba del mundo de la imagen era la fotografía documental y social.
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Inma Moreno. |
Según explica, cuando contactaron con SoloSurf y conocieron de cerca la actividad que llevaban a cabo se percataron de que el calendario de dedicación a la asociación que inicialmente habían previsto se venía abajo: "En ese momento decidimos que SoloSurf necesitaba algo más que un par de días, porque se trataba de un proyecto grande y precioso que merecía toda nuestra atención".
"Los días que fotografiábamos a los chicos -prosigue la fotógrafa gaditana-, teníamos la sensación de estar haciendo algo diferente y bonito, y son esas imágenes las que hacen que nos encante esta profesión".
Al final, un trabajo cuya ejecución inicialmente estaba previsto que se solventara en un par de días, les llevó casi tres años "porque queríamos recoger y plasmar el trabajo del día a día, mostrándolo casi al detalle".
Lo más especial que Inma Moreno recuerda de este tiempo de trabajo de campo en la asociación es, subraya, "la evolución que se percibe en los niños", y recuerda en concreto la experiencia con Willem, quien protagoniza la portada de la exposición: "El día que Willem llegó a la asociación por primera vez nosotras ya estábamos realizando nuestro trabajo en la piscina; al cabo de los meses, cuando lo vimos en la playa con su tabla de surf, quedamos sorprendidas por el avance que había experimentado y lo feliz que se mostraba sobre su tabla cogiendo olas".

Ambas fotógrafas se muestran muy satisfechas con el trabajo que han realizado en estos últimos tres años y con el resultado final, y ahora esperan que el público en general, a través de la exposición fotográfica, "pueda conocer con más detalle la labor que realiza SoloSurf".
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