No obstante, la pandemia ha servido también para que la humanidad saque esos comodines de los que dispone en la baraja de cartas de esta partida que llamamos vida. La solidaridad ha sido sin lugar a duda la carta más apreciada y valorada, la más aplaudida y la que con más orgullo hombres y mujeres han puesto sobre la mesa jugándose la vida de continuo.
La Asociación SoloSurf no ha vivido el año 2020 al margen de esta situación, como es lógico pensar. El año comenzó, como suele decirse, en plena faena, con el desarrollo de todos los programas en la más absoluta normalidad, la incorporación de más alumnos, más voluntarios, más monitores, y las miras puestas en dar un mayor protagonismo al programa Activa Acuática para estudiantes de aulas específicas de institutos de secundaria. Alumnos del Instituto Cornelio Balbo de Cádiz se sumaban a los del Drago (pioneros) y Rafael Alberti, ambos también de Cádiz, y del Botánico, de San Fernando.
Thor, el perro terapeuta en formación, estaba preparando también su incorporación a los programas en tanto iba cumpliendo fases en su adiestramiento a tal efecto. Pero llegó marzo. Y llegó la pesadilla. Las noticias de contagio de la Covid-19 resultaban realmente alarmantes. Ante la situación de miedo generada, la dirección de SoloSurf decidió tomar cartas en el asunto y suspender momentáneamente todos sus programas.
El decreto del Estado de Alarma establecido por el Gobierno de la nación con el consecuente confinamiento de las familias en sus hogares, llevó al equipo técnico de SoloSurf a diseñar unas directrices estratégicas para que los usuarios contaran al menos con el apoyo de la asociación a través de programas domiciliarios, donde las mismas familias debían asumir el papel de monitorizar las actividades planteadas para desarrollarlas en los mismos hogares como una alternativa de terapia en esos momentos de máxima dificultad. Y esta situación marcó los meses posteriores hasta que llegó junio.
Junio, sin embargo, fue la primavera para SoloSurf. Además del anuncio del reinicio de la actividad en playa con el programa de verano, una vez levantadas las restricciones impuestas por el Gobierno, este mes tuvo lugar la inauguración de la exposición fotográfica de Anabel Martínez e Inma Moreno en la Casa de Iberoamérica de Cádiz, que permanecería abierta hasta septiembre, y que venía a ser el colofón a las actividades celebradas meses atrás con motivo del décimo aniversario de la asociación.
Para la vuelta a la actividad, la dirección técnica de SoloSurf elaboró un plan con las exigencias que establecían las autoridades sanitarias de cara a impedir la propagación del virus toda vez que parecía estar más controlado. La mascarilla se convirtió desde entonces en un elemento más en el ámbito de trabajo de SoloSurf y la nueva normalidad llegó a la actividad acuática terapéutica con las medidas adoptadas.
Y llegó septiembre y comenzaron los preparativos para el inicio del nuevo curso escolar entre los miedos de la población a nuevos rebrotes de la Covid-19, pero con la esperanza de que las medidas adoptadas incidieran positivamente para combatirla. Y el curso en piscina comenzó con normalidad en octubre, aplicándose un exhaustivo plan de contingencia aprobado por el Instituto municipal del Deporte y con la novedad del desarrollo de la actividad en las dos piscinas de Cádiz, tanto en la de Astilleros como en la de Ciudad de Cádiz, lo que, desde un punto de vista estratégico, ha incidido positivamente como una medida esencial para evitar la masificación de personal durante el desarrollo de las actividades.
Y en octubre, SoloSurf fue invitada a participar en las Jornadas de Surf Adaptado de Ciudad del Mar. El director técnico y cofundador de la asociación, Jesús Borrego, se trasladó hasta Las Palmas de Gran Canaria para exponer las líneas maestras de la actividad que SoloSurf desarrolla teniendo en cuenta que se trata de la primera experiencia disciplinada a nivel mundial de enseñanza de surf para personas con diversidad funcional. En ese encuentro, la entidad gaditana se codeó con otras asociaciones de todo el mundo que también se daban cita en el encuentro.
Y con noviembre llegaron el rebrote y los miedos a un nuevo confinaiento. Sin embargo, la actividad de SoloSurf fue calificada por las autoridades como esencial y no precisó de ningún tipo de ajuste añadido a los que se habían adoptado meses antes.
Y por fin el año 2020 entró en su recta final con el mes de diciembre y con una excelente noticia para la exposición que pone de relieve el cariz y la importancia de su actividad: SoloSurf es incluida como miembro y único socio representante de la España peninsular en la mesa europea de expertos Diteam12, una iniciativa de ámbito europeo de inclusión en el deporte, cofinanciado por Erasmus+, que fomenta la inclusión de personas con diversidad funcional mediante el deporte y el desarrollo de nuevos métodos y manuales de buenas prácticas a través de la puesta en marcha de proyectos con tales fines. Como coordinadores oficiales de este proyecto figura la Asociación 'Mi hijo y yo', y como socios colaboradores se encuentra el Comité Paralímpico Europeo (Austria), el Instituto de Investigación Educativa de Eslovenia, Informa Psicología y Deporte de Tenerife, Shola Empírica de la República Checa, y el Consejo Internacional de Ciencias del Deporte y Educación Física de Alemania.
Ahora, ya en 2021, y con las miras puestas en el reinicio de la actividad el próximo día 11, toda esperanza está depositada en la pronta vacunación de la población y con el propósito de que SoloSurf pueda seguir desarrollándose como proyecto que vive en medio de un continuo reinventarse para atender las necesidades de unos niños y niñas que han descubierto en el surf un modo de juego, un modo de vida y un modo de ilusionarse cada día que se enfundan la licra entre compañeros y monitores siempre prestos a indicarle el mejor camino para coger algún día la ola perfecta dejando a un lado todos los miedos.
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