En verano del pasado año, la familia de Pablo, un chico de 14 años con TEA en grado 3, residente en Ceuta, pasaba sus vacaciones en la capital gaditana, concretamente en la Residencia Militar de Cortadura, donde la Asociación SoloSurf suele tener su base de operaciones y logística en los períodos estivales. En dichas instalaciones, la familia de Pablo fue convocada por la dirección de la Residencia a fin de ser informada sobre horarios de comedor, las estancias del recinto y las normas generales que lo rigen, y en esa misma reunión tuvieron la posibilidad de conocer la existencia de un convenio de colaboración entre la Residencia Militar y la Asociación SoloSurf.
La madre de Pablo, Sofía Ortega, neuropsicóloga y responsable de un programa de estimulación temprana en la Fampa Cuatro Culturas de la ciudad autónoma, se interesó por la asociación gaditana e indagó en la web y a través de las redes sociales buscando información sobre los programas de surf-terapia de SoloSurf. Días después, tuvo ocasión de ver en la playa de Cortadura, en los aledaños de la Residencia Militar, el trabajo que se desarrollaba en una de las sesiones y, según afirma, "nos encantó cómo desarrollaban la actividad: el nivel de profesionalidad, la organización y estructuración del servicio, la seguridad que se ofrecía en todo momento siguiendo una ratio de un técnico por usuario, pero sobre todo la empatía y actitud del personal laboral y la felicidad y entusiasmo de los usuarios".
Sofía Ortega asegura que regresaron a Ceuta "con la convicción de intentar regresar el verano siguiente a Cádiz y que nuestro hijo Pablo pudiera disfrutar de la experiencia de SoloSurf". Y así fue.
Dicho y hecho, este verano Pablo ha participado en el Programa de Verano de la entidad gaditana en una experiencia que consistió básicamente en una primera toma de contacto con la actividad que ha permitido, según expresa su madre, "conocer las capacidades, el nivel de funcionamiento y el perfil de Pablo en relación al surf y, al mismo tiempo, nos orece la oportunidad de comprobar si la actividad resulta de interés y motivante para él; y la verdad es que Pablo disfrutó muchísimo, para nada se mostró incómodo o mostró señales de rechazo". Sofía Ortega asegura que la sesión experiencial estuvo "tan organizada, planificada y estructurada que, prácticamente, se aseguraba el éxito".
Como consecuencia de dicha experiencia y a modo de conclusión de la misma, la neuropsicóloga valora la experiencia "muy positivamente" y considera que para Pablo "ha supuesto la oportunidad de realizar una actividad que cubre su esfera de ocio, tan importante en la vida de cualquier persona, garantizando en todo momento la adaptación de la misma a sus necesidades, características y fortalezas, velando en todo momento por la integridad física y emocional, y atendiendo a cualquier factor o situación que pudiera generar distrés en nuestro hijo". Y entiende, además, que para las familias de personas con diversidad funcional cognitiva, "encontrar este tipo de actividad conlleva tranquilidad y confianza".
Ya desde un punto de vista más profesional y acerca de la surf-terapia, Sofía Ortega indica que "cada vez encontramos mayor evidencia científica, estudios que avalan los beneficios y el impacto positivo de la surf-terapia en el neurodesarrollo de personas con Trastorno del Espectro Autista, mejorando sus síntomas y contribuyendo al desarrollo psicosocial y cognitivo". Para la neuropsicóloga, la surf-terapia ayuda a desarrollar conciencia del propio esquema corporal y la conexión cuerpo y mente, mejorando la concentración en el movimiento, la posición del cuerpo, la percepción y orientación, y además incide en el desarrollo de las funciones ejecutivas, tales como la memoria de trabajo, la atención, inhibición, entre otras. En definitiva, afirma, "esta actividad promueve el bienestar físico y social de las personas con TEA".
En cuanto a la metodología que SoloSurf aplica, para Sofía Ortega merece su "mejor opinión", pues "se persigue alcanzar los objetivos propuestos, la adquisición de habilidades y capacidades centrándose en los intereses y motivaciones de los usuarios, anticipando las actividades a través de la visualización de la secuencia de tareas a realizar en la sesión, incluyendo técnicas de modelado y moldeamiento y usando reforzamientos positivos y facilitando la comunicación emocional a través de códigos de colores y, lo más importante, enseñando de la forma en que ellos aprenden, transmitiendo conocimientos según procesan la información las personas con TEA".
